Los poloflash o polo flash kelia

¿Quien no recuerda este mítico polo? aun sigue existiendo pero ya no es lo mismo, ahora resulta mucho más fácil poder comprar un helado, ya que antes teníamos que aguantar la semana con una paga de tal vez 20 duros para toda la semana. Aunque eso sí, casi todos éramos capaces y encima disfrutábamos. Los Poloflash más famosos eran los de la marca Kelia, los de la ranita feliz con zapatillas deportivas de color rojo. Se comercializaban en diferentes precios/tamaños. Estaba el de 1 duro, el de 2 duros, de 3 y 5 duros. El de 1 duro: Era el más pequeño y la verdad es que casi nadie lo compraba. Normalmente, si te veían por el barrio con uno de estos, automáticamente pasabas a ser el centro de atención. El de 2 duros: Era el tamaño normal de los Poloflash, el que casi todo el mundo elegía, por su tamaño aceptable e inmejorable precio. El de 3 duros. Aquí ya se notaba que aun tenías pasta. Era algo más grande pero tampoco mucho más. El de 5 duros: Si llevabas uno de estos, todos los demás niños te respetaban. Pero tenían un enorme problema de diseño: Eran demasiado anchos para la boca de un niño. Normalmente acababas mordiendo los bordes afilados cuando empezabas a notar sangre en la comisura de los labios. Que por cierto los bordes eran afilados como cuchillas. Realmente los de 2 duros eran los mejores. Los poloflash de 5 duros, tenían una versión que seguro que muchos recordáis llamada el flash de 2 sabores. Lo único que lo hacía diferente era una lámina de plástico en el interior del envoltorio que formaba dos espacios donde meter el producto. Al salir del envoltorio, se mezclaban en tu boca, proporcionándote nuevas sensaciones de placer. Todo un manjar de la época con el que combatir las calurosas tarde de verano. Y como extra, os revelaré cual era mi compra especial cuando iba al kiosko con 5 duros. - Polo flash de 2 duros. - Paquete de monchitos (arroz hinchado sabor jamón) de 2 duros. - Chicle Boomer de 1 duro. 2 + 2 + 1 = 5 duros ! Con esta compra ya tenias la tarde echada y posiblemente eras el niño más feliz en ese momento. Por supuesto había que comérselos por ese orden.